viernes, 5 de febrero de 2010

La sangre tras 'True blood'


Con el guión de American beauty ganó un Oscar. Con A dos metros bajo tierra generó un extraño culto. Y con su última serie ha redefinido la mitología vampírica para el siglo XXI. Alan Ball, uno de los gurús televisivos más esquivos, nos recibe en su despacho en California.

A Alan Ball (Atlanta, 1957) le gustan los perros. "Me encantan", corrige. Uno de los cinco que posee el guionista se pasea por su despacho con nerviosismo, como si la entrevista se la fueran a hacer a él. Ball se ríe y pregunta al periodista si le molesta la hiperactividad del chucho. Estamos en Santa Mónica, Los Ángeles, a pocos metros de la playa, en las oficinas del tipo que recibió el Oscar por su libreto para American beauty y se inventó A dos metros bajo tierra. Esto hubiera servido a cualquier hijo de vecino para vivir el resto de su vida en una nube de pedantería inmobilista, sin embargo a Ball le seguía picando el gusanillo de la creatividad y se sacó de la manga True blood, la serie ambientada en el sur de EE UU en la que Anna Paquin se enamora de un vampiro.

Luce barba, lleva zapatillas, unos vaqueros que han soportado una vida larga e intensa y una chaqueta de inspiración neohippie que habla a las claras de su identificación con la California liberada de los años sesenta. Ball disfruta además de los parabienes de crítica y público para con su nuevo show. True blood, que en España emite Canal + y Cuatro, es ya una serie de culto. Otra más para HBO. Y van…

EP3. Está usted a punto de empezar con la tercera temporada de True blood. ¿Diría que la serie ha cumplido las expectativas que depositó en ella?

Alan Ball. Bueno, debo decir que generalmente no tengo expectativas sobre nada... Soy una especie de budista y trato de permanecer al margen de esas cosas (sonríe). Pero en el caso de esta serie realmente creo que hemos conseguido que empiece a funcionar impulsada por su propia inercia.

EP3. Al principio recibió varios palos…

A. B. Una serie es como cualquier otra cosa: tienes que mezclar todos los elementos de la forma correcta, pero finalmente, para que funcione, algo mágico tiene que ocurrir. Cualquier serie o película llega a un punto en que te dice lo que quiere ser. La cuestión es estar listo cuando ese momento llegue. Creo que True blood nos está diciendo ahora lo que quiere ser.

EP3. ¿Y qué quiere ser?

A. B. Diversión. Entretenimiento puro.

EP3. Habla usted de entretenimiento pero la serie también toca cuestiones políticas, sociales o raciales. ¿Es ésa la ventaja de que transcurra en un contexto de vampiros y criaturas de toda clase?

A. B. Absolutamente. Puedes decir lo que quieras porque estás hablando de vampiros. En la tercera temporada vamos a entrar a fondo con la política de los vampiros y con el hecho de que cuando quieren algo, simplemente van a cogerlo. Obviamente, lo que estamos contando es que, si quieres, puedes salirte con la tuya, pero si tienes dinero suficiente. Da igual lo que hayas hecho: puedes asesinar a quien quieras y nunca tendrás que pagarlo. Esto no forma parte de la mitología americana, pero es muy cierto: si dijéramos esto en un contexto real se diría que somos didácticos o que nos creemos moralmente superiores. En cambio, en un mundo poblado por hombres lobo, vampiros y brujas, nadie va a decir nada.

EP3. El único nexo de conexión con su anterior trabajo televisivo, A dos metros bajo tierra, parece ser la presencia de la muerte…

A. B. (Pausa) Mmm, puede ser… Tuve muchas experiencias con la muerte en mi infancia y es algo en lo que pienso bastante, probablemente más que los demás. Cuando empecé a trabajar en A dos metros bajo tierra me encantaba la idea de hablar de la gente que se encarga de la muerte, que vive muy cerca de ella. Sin embargo, los vampiros trascienden la muerte y True blood es una serie sobre el terror más primario, el monstruo que vive en nosotros. Pero sí, puede ser cierto eso que dices. Aunque con esta serie yo quería hacer algo totalmente diferente de A dos metros bajo tierra. Fue una experiencia maravillosa, pero después de cinco años mirando fijamente al abismo y con el mono del existencialismo a mi espalda pensé que ya era suficiente. Quería hacer algo donde pasármelo bien.

EP3. Sinceramente, ¿por qué cree que está funcionando tan bien la serie?

A. B. Porque los personajes son reales, y porque las emociones de los personajes son tratadas de esa manera. La parte sobrenatural es secundaria, la parte importante es la emocional, porque todos ellos —vampiros, brujas, hombres lobo, lo que sea— quieren ser amados, quieren formar parte de algo más grande que ellos mismos, quieren curar las heridas que han sufrido.

EP3. ¿Ha sido esa la parte más difícil? ¿Mantener el equilibrio entre lo humano y lo sobrenatural?

A. B. Sin duda. Lo que nos importaba era mantener los deseos, los sueños, las necesidades emocionales, las decepciones, las tragedias… Lo demás son sólo detalles en los que envolver la historia, ya que ésta tiene que partir de una base humana. Bill, el vampiro, por ejemplo, es un tipo que era humano y al que le quitaron todo. Él cree que ha perdido la capacidad de que su vida signifique algo, la clase de relevancia que te proporciona el amor. Cuando lo encuentra es cuando empieza su auténtico viaje. Al final sus emociones son las que guiarán al espectador y no el hecho de que tenga colmillos.

Fuente: www.elpais.com

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