viernes, 25 de enero de 2013

Alexander Skarsgård: el vampiro made in Ikea


  

Una joven se le acerca y le pide al oído: "Hola, estoy emocionada por conocerte, ¿puedo pedirte algo?". Él, Alexander Skarsgård, asiente complaciente. "Claro, dime". "¿Podrías morderme el cuello?”. Sin perder la sonrisa acaba haciéndose una foto con la fan. El actor sueco, de 34 años, ya no se sorprende desde que hace cinco años su alter ego Erik, el vampiro rubio de la serie 'True Blood', se empeña en robarle el protagonismo en toda fiesta por la que se asoma. “Me preguntan mucho a qué sabe la sangre, me proponen todo tipo de aventuras, quieren que les cuente lo que va a ocurrir en la serie, o me hablan sobre lo que debe hacer Erik, ¡como si lo decidiera yo!”, explica cerveza en mano rodeado de blogueros y fans, en el Soho House de Berlín, donde ha viajado para promocionar el perfume del que es imagen Encounter de Calvin Klein. Dice que no le molesta en absoluto mezclarse con ellos. "Es la parte más divertida de las promociones, estás de charla, tomando algo, y riéndote, sólo tienes que relajarte y disfrutar".

Skarsgård mide casi dos metros y ha sido considerado el sueco más sexy cinco veces. La suya es una historia de ida y vuelta: hijo de actores dejó su vida de niño actor —se subió a un escenario a los 8 años— para seguir estudiando a los 16, lo dejó y se convirtió en marine a los 19, y volvió a convertirse en actor en para interpretar años después a un soldado americano en la serie 'Generation Kill' de la HBO.


Cuando estaba rodando en medio del desierto del Kalahari, Alan Ball le llamó para proponerle convertirse en un chupasangres vikingo. "Fue muy raro. De repente estaba en África y me proponían un papel de vampiro made in Luisiana. Pero eran Allan Ball, y yo soy muy fan de 'American Beauty' y 'A Dos metros bajo tierra', así que fui a conocerle a él y alguno de los guionistas y me lancé a la aventura, por él y por ser una serie de la HBO, que suelen ser proyectos inteligentes, de alto nivel", explica a Vanity Fair en una entrevista. Cuando está a punto de grabar  la sexta temporada de la serie cuenta que cada vez se lleva mejor con su personaje de referencia. "Los guionistas lo están haciendo muy bien, porque Erik empezó siendo el villano pero para mí no lo es en absoluto, es un personaje en tres dimensiones, complejo, real, que no deja de sorprenderme cada temporada. Para aguantar tantos años a un tipo tienes que estar muy motivado, y ellos lo han logrado", explica.

Pasa siete meses al año rodando 'True Blood', y el resto del tiempo, lo dedica al cine. Entre sus referentes cinematográficos cita la Nouvelle vague y los '400 golpes de Trouffault', e incluso ha hecho sus pinitos como director con un corto premiado en Cannes y Tribeca en 2003  'Att döda ett barn' ('Matar a un niño'). Entre sus últimos filmes, 'Melancolía', de Lars von trier, 'Battleship', o 'The East'.

Confiesa que el personaje al que más admira es su abuela: "Es tan sincera que si no quiero oír la verdad mejor no se la pregunto. Su honradez ha sido siempre un referente para mí, a pesar de que a ella le ha traído bastantes líos". Suele volar más de 20 horas para escaparse, aunque solo sea un fin de semana, a la casa de campo de su madre en una de las 32.000 islas del Archipiélago de Estocolmo. "Es mi lugar favorito del mundo, sereno y calmado. Llego allí, apago mi móvil y me merece la pena estar con la gente que quiero —tiene cinco hermanos—, cocinar, beber, pasear por el bosque".

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