lunes, 19 de julio de 2010

De Nueva York a Filadelfia, bailan los vampiros al caer la noche.


NUEVA YORK — Adora el ajo, bebe sangre dos o tres veces al mes y asegura haber muerto en un accidente de tren en 1892: modelo y actriz, Seregon O'Dalley es una vampiresa de Nueva York.

Y no es la única. La moda 'vampiro' crece en Estados Unidos, alimentada por la serie televisiva 'True Blood' -que ya está en su tercera temporada- y los 'bestsellers' 'Crepúsculo' ('Twilight') y 'Diarios de un Vampiro'.

El fenómeno se ha convertido casi en religión, con sus reglas, sus ministros, sus reuniones secretas y sus fiestas. Y es una mina de oro para editoriales y productores de cine o televisión.

El próximo baile está previsto en Filadelfia (Pensilvania, noreste), el 31 de julio, convocado por Patrick Rogers, que organiza tres o cuatro por año y espera la asistencia de cientos de vampiros.

Esta especie de 'secta' tiene cada vez más adeptos, adolescentes fanáticos de Stephenie Meyer, de 36 años y autora de 'Crepúsculo'. Pero también muchos adultos, convertidos a la causa por Ann Rice, la escritora que lanzó a la fama en 1976 al vampiro adulto moderno y despojado de sus orígenes europeos, a través de su 'Entrevista con el vampiro'.

Se trata del sucesor del conde Drácula, el famoso muerto-vivo oriundo de Transilvania (Rumanía) y condenado por Bram Stoker a fines del siglo XIX a errar eternamente sediento de sangre.

Los vampiros se dan cita en reuniones estructuradas en jerarquías secretas, lugares de encuentro y cursos. "Nos reunimos para hablar de la situación", explica Seregon O'Dalley, entrevistada en su domicilio de New Jersey (oeste de Nueva York, un apartamento con cortinas oscuras -los vampiros temen a la luz del día- y decorado con gárgolas y murciélagos que protegen el lugar. "Pero ya no mordemos los cuellos, ahora todo es consensuado", asegura.

"Los vampiros me fascinan desde la infancia", cuenta Joaquín Latina, que dice tener 2.744 años pero cuyo pasaporte sólo registra 35. No sólo ha devorado la literatura existente sobre el tema, sino que no se pierde ningún episodio de 'True Blood', que como muchos adultos considera muy superior a 'Twilight'.

"'Twilight' esta destinado a adolescentes en crisis", estima Seregon O'Dalley.

"Los vampiros no son monstruos, son personas inmortales más bellas que el individuo común", señala Joaquín Latina. "Representan un ideal oscuro y elegante de humanidad", agrega.

Sin embargo, considera que la vida se complicó para los vampiros desde que el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani "limpió" la ciudad de sus delincuentes, prostitutas y otras criaturas que volvían la ciudad peligrosa pero fascinante. "Nueva York se convirtió en una ciudad demasiado tranquila y segura", deplora.

"La cultura 'vampiro' está instalada desde hace tiempo", opina Robert Thomson, sociólogo y profesor de cultura contemporánea de la Universidad de Syracuse (norte de Nueva York). "Es una imagen a la vez oscura y atractiva, muy erótica, los vampiros son bellos, contrariamente a los monstruos, tienen poderes, y todo eso los distingue de los demás como una comunidad misteriosa y superior", agrega.

Antes de asistir a la fiesta en Filadelfia, los vampiros pueden conseguir la ropa adecuada en la tienda 'Vampire Freaks' del East Vilage y mandarse hacer colmillos de resina a medida en 'Tom', por 138 dólares.

Los interesados también pueden optar por un 'tour' en Central Park con 'John Seward', de 155 años, médico de una clínica psiquiátrica en 'Drácula'. 'Seward' estima entre 4.000 y 5.000 la cantidad de vampiros de Nueva York y muestra a los turistas los túneles y cementerios de donde emergen al caer la noche.




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