Título original: True Blood
Creador: Alan Ball
Basada en: The Southern Vampire Mysteries de Charlaine HarrisFecha de inicio de transmisión: 2008 (temporada 1)Temporada 1: 12 episodios
Creador: Alan Ball
Basada en: The Southern Vampire Mysteries de Charlaine HarrisFecha de inicio de transmisión: 2008 (temporada 1)Temporada 1: 12 episodios
“I've got to show the world
All that I wanna be
And all my billities
There's so much more to me”
All that I wanna be
And all my billities
There's so much more to me”
I’m coming out
Written by The Chic. Performed by Diana Ross
Written by The Chic. Performed by Diana Ross
Si buscamos en un diccionario la palabra sangre esta nos referirá a un fluido que circula por el corazón, las arterias y las venas, llevando oxigeno y alimento a todas las partes del cuerpo. Podríamos decir que su función principal es encargarse de la logística necesaria para la distribución e integración sistémica de un organismo. ¿Cuán vital es la sangre entonces?
No podemos vivir sin sangre, más aún si somos vampiros.
Tomemos a la sangre como una figura simbólica a partir del papel imprescindible que tiene en el funcionamiento de un organismo. Pensemos en este organismo como un individuo o una sociedad y creo que nos acercaremos al sentido que le encuentro a la serie de televisión True Blood.
Cuando me enteré de esta serie, el primer comentario que me escuché fue, por fin una serie de vampiros que sí da miedo. Eso me interesó. Cuando la vi me llamó más la atención encontrar todo un montaje de contexto vampírico para desarrollar un discurso sobre la tolerancia, sobre la inclusión y sobre la inserción del otro, del distinto a la sociedad.
La premisa de este programa plantea la convivencia civilizada entre humanos y vampiros en un mundo en el que se ha inventado la sangre sintética con el objetivo de neutralizar la amenaza depredadora del vampiro y así mantener alejados sus colmillos de los vasos sanguíneos humanos. Esta sangre se convierte en una suerte de pasaporte de ingreso a una vida civilizada para los vampiros, quienes aún son vistos como weirdos, raros, seres que no provocan confianza debido a su sangriento pasado.
Esta trama nos va a introducir personajes que agregan nuevos matices al imaginario popular del vampiro y que marca distancia con respecto a la figura romántica y gótica que conocíamos de sus antecesores. Son vampiros que tendrán una representación visible en la sociedad y que luchan por esta desde su posición de minoría. Son vampiros postmodernos a los que la religión no los afecta tanto, no le temen a los crucifijos. Sus vidas están regidas por códigos alternativos de moral. Son capaces de amar, demostrándonos que a veces la línea entre el mal y el bien a veces puede ser más delgada de lo que parece.
La sangre como vínculo social. De weird a queer
De acuerdo a la historia, los vampiros han estado viviendo alrededor nuestro desde siempre pero han encubierto su verdadera identidad para evitar que se les extermine. Su naturaleza asesina representó una amenaza latente para los humanos. A partir del avance tecnológico en la medicina, los vampiros cuentan con una bebida que no pondrá en peligro la vida de nadie. De esta manera se le da la oportunidad de salir “a la luz” y forjarse una posición dentro de la estructura social que los mantuvo marginados durante años y se les permitirá interrelacionarse con los humanos.
La historia de True Blood está ambientada en un conservador pueblo de Luisiana llamado Bon Temps. En él vive Sookie Stackhouse, una chica con poderes de telepatía que no puede evitar escuchar los pensamientos de las personas que la rodean. Ella trabaja en un bar llamado Merlotte’s Bar & Grill. La historia de esta primera temporada se centra en los misteriosos asesinatos de varias mujeres en el pueblo, los cuales coinciden con la llegada del vampiro Bill Compton. Las sospechas giran en torno a Jason Stackhouse, hermano de Sookie, quien tuvo relaciones sexuales con las dos últimas interfectas. Sookie tratará de ayudar a su hermano y finalmente se descubrirá que el asesino era un individuo que castigaba con la muerte a aquellas mujeres que habían tenido relaciones sexuales con vampiros.
La marginalidad vivida por los vampiros como grupo social y el cambio que les toca experimentar al poder incorporarse por primera vez en una sociedad en la cual nunca tuvieron derechos, me hace pensar en grupos sociales que han soportado una alta discriminación como los gays y las lesbianas.
Los vampiros son tratados como los otros, aquellos que tienen costumbres extrañas, aquellos que no nos inspiran confianza. Se piensan que son como bestias anarquistas que no pueden controlar su ímpetu por la sangre y que eso los hace llevar vidas descontroladas. Sin embargo, la serie nos muestra una interesante alternativa de organización para los vampiros en la que existen cinco distritos de vampiros cada uno con un “sheriff” a quien todos guardan respeto. Existen códigos de conducta y un sistema particular de administración de justicia. Son una sociedad en la que hay leyes y derechos propios que no han sido reconocidos ni asimilados por los humanos por diversas razones.
La sensación de descalificación social a partir de sus diferencias acerca al vampiro a una posición similar a la de los gays y lesbianas. Más aún, la serie plantea una presentación de los vampiros desarrollada desde una óptica no muy lejana de la Queer Theory, proyecto que reclama la construcción de un horizonte discursivo en contra de la calificación de las personas en categorías que simplemente describan su conducta sexual. La Queer Theory sostiene que la identidad de género de las personas es el resultado de un proceso de construcción social.
El vocablo queer ha ayudado a ampliar un poco el horizonte cuando alguien quiere tratar sobre una conducta que por lo general no recibe la aceptación social en términos sexuales.
Si bien es cierto, en este caso la homosexualidad no es el centro de atención, como si lo es en la serie The Lair, la similitud que existe entre vampiros y gays es muy grande. La incorporación y aceptación social de los vampiros, la construcción de un nuevo imaginario del vampiro, incluso la incorporación de representantes políticos en los medios de comunicación que luchan por los derechos y la no discriminación es una alusión muy fuerte al de una comunidad de gays y lesbianas.
El hecho de que el asesino, Rene Lenier, busque castigar con la muerte a aquellas mujeres que han tenido relaciones sexuales con vampiros nos denota la visión radical, excluyente y discriminatoria que muchas personas aun tienen. El discurso de exclusión procede de un gesto explícitamente pasional que tiende a la negación del otro en cuanto tal pudiendo llegar a conducir en rabia colectiva (Landowski: 26).
Podríamos concluir que existe una analogía muy fuerte con respecto a la identidad vampiro y la identidad queer. Ambos tienen conductas que son motivo de discriminación y ambos buscan hacerse un espacio propio en la sociedad desde donde puedan construir una identidad a la par del mainstream y no ser considerados como un otro, que no pierde su potencialidad de convertirse en amenaza capaz de infligir terror.
Un pacto de sangre: de la pasión y del amor
Los vampiros en el imaginario universal clásico son grandes seductores, elegantemente vestidos de capa, con sutiles movimientos y con una hipnotizante mirada. Es el legado que nos han dejado las caracterizaciones de Béla Lugosi y Christopher Lee, sin embargo, las cosas han cambiado desde entonces.
En el universo de True Blood, los vampiros son representados con la forma más humana posible. A simple vista no se les puede reconocer. Lo único que podría servir como una pista es la ligera palidez en la piel. Tomemos a Bill Compton como ejemplo. Él tiene la apariencia de un hombre de clase media de treinta años. Nadie puede suponer que tiene alrededor de 176 años[1] y que descansa bajo tierra en el sótano de su casa durante el día. Como la mayoría de los vampiros de True Blood, tiene un control con respecto a sus colmillos, los cuales muestra bajo su voluntad.
La seducción sigue siendo un arma muy poderosa para los vampiros. En True Blood, los hematófagos tienen la habilidad de deslumbrar a los humanos con una energía intensa similar a la de la hipnosis. La capacidad de seducción de vampiros como Bill radica en destrezas relacionadas con habilidades físicas como el desplazarse a gran velocidad de un sitio a otro o contar con una fuerza inmensurable. Los no muertos tienen una composición especial en la sangre pudiendo esta ser usada de diversas maneras generando distintas reacciones. Muchos la usan en goteros para administrarla en pequeñas dosis como una droga llamada V que agudiza los sentidos, genera energía, causa alucinaciones además de ser un poderoso afrodisíaco. También existe una dimensión curativa de este fluido cuando es ingerido por los humanos a quienes puede salvar de la muerte. Como si esto no fuese suficiente para convertir en populares a los vampiros, estos gozan de una especial destreza y energía en el ámbito sexual. La escala de intensidad que experimentan durante el acto sexual es superior a cualquier humano por lo que se convierten en una verdadera tentación para cualquier humano en busca de emociones fuertes. Esto es refrendado en cada uno de los capítulos de la serie que cuenta con altas dosis de erotismo.
La relación sangre y sexo estuvo presente desde siempre en las historias de vampiros pero debido a la censura no se pudo desarrollar mucho en pantalla. Se sugería mucho. Probablemente en la película “Entrevista con un vampiro” se planteó con más claridad la metáfora de la infección en el fluido sanguíneo, haciéndose una clara alusión al VIH a propósito de sus personajes homofílicos. En True Blood ya estamos ante vampiros post cocktail[2] donde la sangre sintética puede ser interpretada como una alegoría de la combinación de medicinas que toma un paciente infectado (Martínez Lucena: 100). También se puede entender lo sintético como una manera de evitar el contagio o la infección.
En la serie queda claro que la sangre sintética embotellada, que da título a la serie, es un buen sustituto pero por más que se ponga en el micro ondas para calentarse y ponerse a la temperatura corporal humana, no llega a ser igual que la original.
La succión de sangre no solo ha sido el medio de infección que han tenido los vampiros a la hora de alimentarse sino que también existen los procesos de conversión de humanos en vampiros los cuales han ido cambiando dependiendo las historias. En True Blood, Bill Copton convierte a Jessica Hamby como parte de un castigo impuesto por las autoridades vampirescas. Para que este proceso se realice el vampiro debe beber sangre del humano y el humano debe ingerir sangre del vampiro. Finalmente, ambos deben ser enterrados juntos para regresar como no muertos al mundo. De ahí en adelante el vampiro master deberá de cuidar y enseñar a sobrevivir al nuevo vampiro.
Otra de las características que los vampiros de Bon Temps detentan es que los crucifijos no son una amenaza para ellos. No les temen, no los asustan. Esto se logra comprender ante una de las reflexiones que hace Martínez Lucena en su libro Vampiros Posmodernos. Él explica que estos vampiros viven en una etapa de post modernidad, donde los grandes relatos o discursos como la religión han sucumbido. Ya no existe una conexión en la cultura postmoderna con absolutos como el discurso religioso. Incluso hay una relativización del mal. La posición del mal ya no es marcada de manera tan radical, incluso se empieza a parecer al bien, convirtiendo todo en algo muy subjetivo (Martínez Lucena: 129). Al no existir una conexión entre el mal y lo religioso, los crucifijos pierden su sentido y su poder protector haciendo que el ajo pueda resultar más irritante que una cruz.
Por otro lado, “si no existe la posibilidad de comparar la acción con algún tipo de patrón objetivo, a lo que solemos deslizarnos es hacia una moral sentimental” (Martínez Lucena: 129). Lo religioso pierde terreno y gana el ámbito de los sentimientos, deviniendo en criaturas que estarán muy propensas a sentir, enamorarse y amar. De esta manera se puede comprender las grandes historias de amor entre vampiros que no solo se dan en True Blood sino sobre todo en la famosa saga cinematográfica de Twilight.
Podemos concluir que hay una nueva generación de vampiros, cuya energía es más intensa. No han dejado de ser seductores y se han convertido en grandes amantes. Hay un creciente interés en la sangre de los vampiros y en lo que esta representa a la hora de la construcción de los personajes.
La nueva sangre. La imagen del vampiro mediático en la actualidad
Los nuevos vampiros cuentan con muchas de las características clásicas que se han ido reciclando en el tiempo. Un vampiro es un ser inmortal por su condición de no muerto. Esta idea va de la mano con la eterna juventud que gozan. Se alimentan de sangre, tienen colmillos y una piel muy pálida. Estos son rasgos que no podían faltar en un vampiro.
Códigos no tan clichés pero también pertenecientes a la mitología vampiresa son: un vampiro no puede ingresar a una casa si es que no lo invitan. El vampiro no tiene reflejo en el espejo. Un vampiro es enterrado para poder rejuvenecer, más aún si toma sangre sintética.
Una característica muy propia de estos vampiros en estos nuevos programas de televisión es el look que tienen. Son atractivos y sensuales. El look es muy importante para ellos, son todos personajes fashion. Esta es una condición que únicamente se ha actualizado dado que el vampiro siempre ostentó elegancia al vestir.
Son una encarnación del ideal libertino, hacen lo que les da la gana, son altamente sexuales. Mucho de su encanto ha sido ajustado de acuerdo a la cultura actual. Responde a ideales narcisistas. Sin embargo el romance tiene una cuota muy importante en el relato. El vampiro de hoy es el amante perfecto e incomprendido. Recordemos a los protagonistas de Angel (el spin off de Buffy, the vampire slayer) y The Vampire Dairies.
El vampiro es un personaje que ha trascendido el género de terror y el fantástico. Empezando por True Blood que tiene de los dos géneros pero maneja la estructura de un whodonit -“hay un asesino y muchos sospechosos”. También podemos pensar en géneros menos cercanos a “su naturaleza”, recordemos en Plaza Sésamo al Conde Van Count –que siempre nos enseñaba a contar- o en El Conde Patula.
Los vampiros de hoy han aparecido en diversos géneros, no son exclusivos de los relatos de terror. Están más cercanos a nosotros, son grandes amantes, seductores y cada vez más amigables. Han empezado a gozar de más libertades y derechos. Estos cambios hacen posible que los vampiros sean los protagonistas de historias de amor, de amores incomprendidos, de amores complejos; estos cambios hacen posible pensar un mundo en el que las diferencias se respetan.
Bibliografía
LANDOWSKI, Eric.
2007 Presencias del otro. Ensayos de Sociosemiótica. Bilbao. Universidad de País Vasco. Servicio Editorial.
2007 Presencias del otro. Ensayos de Sociosemiótica. Bilbao. Universidad de País Vasco. Servicio Editorial.
MARTÍNEZ LUCENA, Jorge.2010 Vampiros y zombies postmodernos. La revolución de los hijos de la muerte. Barcelona. Gedisa.
Páginas web:
[1] De acuerdo a la información en las novelas, The Southern Vampire Mysteries Bill Compton nace el 8 de abril de 1835 y es convertido en vampiro en 1865 por Lorena, una mujer que lo ayuda hacia el término de la Guerra Civil.
[2] Nombre que se le suele dar al momento histórico que se inicia con el cóctel farmacológico que consigue frenar el progreso de la enfermedad en los pacientes infectados por el VIH (Martínez Lucena: 99)
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